Denuncia del comportamiento mafioso de las grandes empresas farmacéuticas, más interesadas en su propio beneficio que en la enfermedad, sufrimiento y muerte de sus «clientes».
Basándose en el análisis de los casos judiciales en los que las farmacéuticas han terminado pagando multas para no ser condenadas, y en el estudio objetivo de las pruebas de los laboratorios y las revistas médicas, que Peter Gøtszche ha demostrado que no estaban hechas de acuerdo con procedimientos científicos, el autor llega a la conclusión de que la BigFarma utiliza el soborno, la corrupción de políticos y científicos con el sólo objetivo de mejorar su rentabilidad.