Autor:
Carlos Enrique Bayo Falcón (Barcelona, 1956). Es periodista de investigación y fue director de Público desde junio de 2012 hasta agosto de 2016.
Con posterioridad, ha sido jefe de Investigación de dicho diario online, levantando numerosas exclusivas sobre el caso Villarejo, los verdaderos orígenes de la fortuna del rey Juan Carlos I, el auge ultraderechista en el Ejército y las fuerzas policiales, los atentados yihadistas del 17-A y muchos otros temas relacionados con las cloacas del Estado.
Hasta la fecha ha publicado dos libros: Así no se puede vivir: antología del disparate soviético (1992) y Toda la verdad (y todas las mentiras) de la guerra de Irak (2018), con Francesc Lausín. Asimismo, participó en la elaboración del libro de Cipriano Damiano La resistencia libertaria. La lucha anarcosindicalista bajo el franquismo (1939-1970) (1978).
Título: Villarejo. El poder de los secretos.
Editorial: Ediciones Akal. 2023.
ISBN: 978-84-460-5427-6
Nº de páginas: 376
Resumen de la editorial:
El poder de los secretos
El control y utilización de los secretos sobre los represores y colaboradores de la dictadura (los archivos de la policía política del franquismo y las actividades de sus informantes) han sido clave durante décadas para que las elites del régimen consolidasen y perpetuasen su enorme poder.
Villarejo
De hecho, la rocambolesca trayectoria policial y empresarial de José Manuel Villarejo Pérez constituye el hilo conductor y el mejor largometraje documental de ese gigantesco entramado.
Un fraude masivo a la ciudadanía, que nunca conoció la verdad oculta en las cloacas del nuevo Estado democrático.
Ni fue consciente de la descomunal estafa que cometía su monarca, rodeado de una corte de prebostes postfranquistas dedicados a enriquecerse amparados por unos aparatos policiales, judiciales, políticos y burocráticos corrompidos hasta la médula.
Especialista en destruir reputaciones, «enredar» causas judiciales hasta hacerlas inviables y actuar fuera de la ley amparándose en su cargo policial, Villarejo manejó los hilos de decenas de operaciones de fraude corporativo, utilizando a placer los recursos casi ilimitados del Ministerio del Interior.
Pero sus mentores, padrinos y clientes siempre fueron muchísimo más ricos y poderosos que él, y le abandonaron en la estacada cuando las chapuzas del «Pequeño Nicolás» y las sucesivas exclusivas periodísticas de una investigación emprendida por el diario Público sacaron a la luz el mayor escándalo de la historia de las democracias occidentales.